sábado, 29 de octubre de 2011

La esperanza que nace frente al dolor.


"Es sencillo. Vas al médico, se mete una aguja en el vientre de la madre y se inyecta el veneno. Tú permaneces allí, esperando. Después sacan fuera el niño, muerto. Pocos minutos. Yo estaba destruido y continuaba repitiendo en mi cabeza: 'Jesús, ¿qué es lo que he hecho?'".
Fueron las palabras de Steven Tyler, líder de Aerosmith, cuando tenía 27 años, según la autobiografía del grupo escrita por Stephen Davis, titulada Walk this Way (El camino es por acá), que publica unos sucesos íntimos de sus integrantes.
Sin dudas, detrás de cada persona humana hay un mundo insondable; historias que nunca podremos descubrir y comprender a cabalidad. Pero, más allá de los errores, lo importante es poder rectificar el camino, percibir y comprender la magnitud de la realidad y los hechos.
Y, en este sentido, las expresiones de Steven Tyler muestran una postura humana valorable, pues, al igual que Julia Holcomb, su novia, con 16 años y con cinco meses de embarazo en aquel entonces, hoy reconoce que aquella decisión fue equivocada, así como condicionada por la fama, los excesos de la droga y del entorno que solo "le recomendaba" no truncar su carrera con un hijo.
"Yo estaba ciertamente en crisis. Para mí era un momento importante, estaba construyendo un proyecto de vida con una mujer, pero me convencieron de que no habría funcionado jamás y que habría arruinado nuestras vidas", dice Tyler, arrepentido de haber consentido el asesinato de aquel bebé.
Y como contradiciendo a aquellas organizaciones feministas que trivializan las terribles consecuencias que tiene en la madre el hecho de eliminar la vida de un hijo en el vientre, en el sitio LifeSite-News/Notifam, Julia Holcomb describe el aborto como "una horrible pesadilla que nunca olvidaré"; y añade: "Mi bebé tuvo un defensor de su vida: yo. Y yo cedí ante la presión debido al temor del rechazo y de un futuro incierto".
Aquí no se trata de juzgar a nadie, sino de valorar aquello que vale en la vida, en este caso la vida misma, el derecho a vivir que tenemos todos los seres humanos que somos concebidos en el vientre de una mujer.
Cada día, cientos de mujeres y hombres sufren, sumergidos en situaciones cargadas de presión, a punto de convertirse en otros Steven y otras Julia; perdiendo la noción y la perspectiva de lo que está en juego. Sin una compañía humana verdadera, no hay esperanza ni para la misma vida en gestación.
Nadie decide terminar con la vida de un hijo, sino por la soledad, la desesperación y la ignorancia. Las expresiones del cantante y su exnovia son una esperanza, pues revelan que el corazón del hombre reclamará siempre la verdad de las cosas. El drama pasa, entonces, por ser sinceros frente a ese "grito" que nunca podrá ser acallado.