Cuando estemos
envejeciendo y se nos achique el paisaje en el horizonte.
Cuando el sol de
invierno afloje el frío y nos dé una hostia frente al espejo.
Cuando estemos envejeciendo y nos tiemblen de ganas de vivir las manos.
Cuando estemos envejeciendo y nos tiemblen de ganas de vivir las manos.
Cuando nos sobre el
llanto y nos sorprenda una risa.
Cuando necesitemos silencio y nos agite la bulla.
Cuando estemos viejos,
cuando estemos solos con nuestros pensamientos.
Cuando tengamos más
recuerdos que nuevos momentos que recordar.
Cuando quede la casa
vacía y en la alfombra la marca fría de muebles viejos.
Nos querremos tanto
que no tendremos tiempo de acordarnos del tiempo.
Nos querremos tanto
que no echaremos de menos la ausencia y el olvido.
Nos querremos tanto
que no tendremos en cuenta las estaciones ni el camino recorrido.
Cuando estemos viejos,
yo te prometo, que seguiré tu cómplice, tu aliada.
Será la dulzura mi
escudo, las poesías mi blasón.
Será mi cariño tu
perdón y mis palabras de aliento tu bendición.
Andaremos juntitos,
inquietos pero sin miedos.
Andaremos juntos,
discretos, engañando al tiempo que nos queda.
Fingiéndole al espejo
con una mueca.
Cuando estemos
envejeciendo, viviremos de recuerdos.
Reviviremos de
emociones, crearemos un mundo nuevo.